Me inquieta todo lo que tiene que ver con salud mental desde la perspectiva cristiana. "El deseo de salud y plenitud es intrínseco al corazón humano", nos dice Bolmicar. La comunidad cristiana es un entorno que está llamado a contribuir en mantener y/o restaurar la salud.
En ocasiones, esta comunidad también puede ser fuente de heridas -tiene ese potencial- "al estar constituida por seres humanos imperfectos que actuarán desde su condición rota en muchas circunstancias".
Ámbitos que tienen que ver con la salud y en los que incide la comunidad cristina: relaciones, trabajo, enfermedad, discapacidad, nacimientos, crianza, el divorcio, el abuso de sustancia, el envejecimiento, la muerte...
Bolmicar: "Nos encontramos y nos relacionamos unos con otros como seres humanos encarnados en emociones".
La comunidad cristiana debe abrazar el promover la salud como el cuidar de los que se ven afectados por la salud deficiente en el camino.
"Un corazón angustiado que no encuentra espacio para compartir sus luchas por miedo a ser juzgado por los demás no mejorará. Es necesario que la iglesia, como comunidad reunida en torno a Cristo resucitado, vuelva a la Palabra de Dios y se dé cuenta de que los hombres y mujeres de la gran narración bíblica eran extremadamente humanos y experimentaron dudas, remordimientos y decepciones".
"Una comunidad sana debe proporcionar tanto un lugar como un propósito para conectar a las personas en relaciones significativas y animarlas hacia la madurez espiritual y una vida sana que promueva el shalom".
"Llegamos a la vida como seres dependientes y nuestra fragilidad como seres humanos en el proceso natural de envejecimiento nos llevará de nuevo a la dependencia al final de la vida. Hemos sido creados para la interdependencia".